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lunes, 31 de diciembre de 2012

FELICIDADES!!!!!

FELICIDADES!!!!!


Dicen que ¨ una golondrina no hace verano ¨. Demostramos que no lo éramos y entramos en nuestro decimoquinto verano en Carilò con más sonrisas.
Para todos los amigos que hemos hecho aquí y que nos reconfortaron con sus comentarios.
Para los que ¨ insisten ¨ en venir aquí.
Para los que nos ayudaron a crecer con sus sugerencias.
Para los soñadores que vienen a Carilò a disfrutar ¨algo distinto ¨
Para los que debutaron en Carilò con LHC.
Para los que disfrutaron Tiramisú y el SPA.
Para los que defienden este bosque a ultranza.
A todos ellos el más calido y hospitalario abrazo.




Franco Lisa y Martin

martes, 25 de diciembre de 2012

Luz, cámara, ajedrez... y un jugador de película


Ese hombre bajo, de contextura maciza, rostro ovalado, ojos tiernos y voz con carraspera, al que le platearon los cabellos las cenizas de los años, conoció los aromas de la vieja Buenos Aires; en su perfume de naranjo en flor, las promesas vanas de un amor también se escaparon con el viento. Es que hace más de medio siglo que Juan Carlos Desanzo, de 74 años, célebre director de cine y de fotografía, guionista e incluso actor, instado por un mandato familiar, sin opciones, puso al ajedrez junto al corazón del olvido y jamás volvió a repetirlo.
Hoy, a más de 60 años de aquella decisión, su figura se pasea de manera anónima por uno de los salones del Hotel Casino; Desanzo es uno de los 200 participantes del 7° Campeonato Continental Absoluto de Ajedrez que se realiza en Mar del Plata, pero un rictus permanente que delata la felicidad interior que se le escapa por los poros lo diferencia; ese hombre se reencontró con un viejo amor. Nace la historia.
"Aprendí a jugar en 1945, en tiempos en los que la Argentina declaró su participación en la Segunda Guerra Mundial, cosa que muchos no saben, en la lucha de Aliados contra el Eje; en el país había simulacros de oscurecimientos y un vecino, Raimundo García, me enseñó los rudimentos del juego a la luz de una vela en el zaguán de mi casa. Él siguió con el ajedrez, fue campeón argentino y representante en las olimpíadas de ajedrez. Le guardo un gran respeto por ello", contó Desanzo, el papá de María y Pablo, y que hizo su debut como director en 1983 con El desquite -oportunidad en la que dirigió a Ricardo Darín- y siguió En retirada (dirigió a Gerardo Sofovich, en 1984), La búsqueda (1985), Eva Perón (1996), Hasta la victoria siempre (1987) y El Polaquito (2003), por nombrar tan sólo algunas entre casi medio centenar de películas.
-¿Y por qué se alejó del juego?
-En mi casa, en Palermo Viejo, había mucho amor y más prohibiciones; éramos muy pobres. Mi padre, Juan, era barrendero, y mi mamá, Felisa Pellerano, mucama. Un día llegué a las 6 de la mañana desde el Club Jaque Mate y mi viejo me dijo: "Dejá el ajedrez, hacé el secundario y traéme un título". Mi última partida fue a los 12 años, en el Nacional Avellaneda; allí jugamos un intercolegial y nuestro rival fue el colegio Otto Krause. Me tocó jugar con un tal Oscar Panno... ¡Para qué voy a contarte el resultado! Al otro año, él fue campeón mundial juvenil. Para mí es un recuerdo imborrable, aunque seguramente él ni deba acordarse de que fui su adversario".
Desanzo, quien sintió el rigor de una infancia desangelada y que a los 5 años vendía hielo por las casas y usaba por pantalones bolsas del Molino Minetti, contó: "Había mucha miseria; esas bolsas se usaban de manteles, cortinas, e incluso de ropa interior. Mi mamá me vestía con eso. Un día llegó al barrio el camión de la Fundación Eva Perón. Hice cuatro cuadras de cola hasta que llegó mi turno. La primera sorpresa fue ver que la propia Evita repartía las cosas. Me miró y con tono arrabalero, me dijo: «Che pibe, ¿vos qué querés?»; «un pantalón, señora», le balbuceé. Ella buscó entre unos canastos, me midió a la distancia y de pronto me tiró con un pantalón que me estalló en la jeta. «Este te va a ir bien», me dijo con una sonrisa. Yo sentí a partir de ese día que podía salir a la calle con más alto grado de dignidad. Lo que sucedió después tal vez se llame deuda de gratitud, de un modo u otro

Por Carlos Ilardo  | LA NACIONViernes 19 de octubre de 2012 | Publicado en edición impresa

 Juan Carlos Desanzo , es uno de los grandes del cine argentino y un gran amigo de la vida, vecino de Cariló y asesor especial de nuestra Cinemateca.